Mejor prevenir que lamentar

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El riesgo es...real y estamos preparados para ello?



Y no se espanten muchachos, no quiero alarmarlos, no quiero que empiecen a mostrar conductas paranoicas y menos que se encierren en casa por temor a que les pase algo, quiero contarles mi experiencia de cómo me sentí hace unas semanas y cómo subestimé algo que podría pasar.
Hace unas dos semanas aproximadamente se descarriló un tren en Milano, algo que realmente no creía posible ya que usualmente tomo el tren, además que me siento bastante seguro en Italia, no me sentí muy involucrado hasta que vi que era el mismo tren que a veces utilizo para movilizarme y fue entonces que me pregunté realmente qué habría pasado si yo estaba allí, me vinieron ideas raras sobre cómo se sentiría mi familia, mis amigos o mis compañeros.
Unos días después leyendo para mi examen de Psicología de la Emergencia me llamó la atención el tema sobre comunicar el riesgo y cómo es que percibimos el riesgo, el libro plantea que nos guiamos por heurísticas que son procesos decisionales que se basan en la intuición y no en una base de evidencias que sustenten nuestro actuar, es decir si alguien nos viene a instruir sobre qué hacer en un huracán no le prestaremos la debida atención porque es un evento que nunca hemos vivido y que es improbable que suceda en nuestro ambiente o podemos ignorarle porque no es un problema que consideremos importante, cuantas veces hemos leído en las cajetillas de cigarros que el fumar provoca cáncer o que tomar bebidas alcohólicas en exceso puede provocar adicción o provocar accidentes de tránsito? y a pesar de todos los datos lo seguimos haciendo porque sentimos que estas cosas no nos van a pasar nunca o nos basamos en casos aislados como aquel que afirma que su abuelo vivió mucho tiempo a pesar de que fumaba todos los días, no consideramos las probabilidades reales y subestimamos el riesgo presente en muchas de nuestras conductas como aquellos que cruzan el semáforo cuando está en luz amarilla cuando el reglamento de tránsito especifica claramente que al ver la luz amarilla se debe reducir la velocidad y frenar antes del cruce peatonal, en nuestra mente decimos "siempre crucé la luz amarilla y no pasó nada" o decimos "todos lo hacen y les fue bien", no tomamos la precaución necesaria y a la hora de la hora sufrimos las consecuencias porque no teníamos las habilidades adecuadas para afrontar una emergencia.
Recuerdo que mis padres siempre me dijeron que tuviera cuidado en las calles y que nunca saque el celular caminando, recuerdo también que me dijeron que me cuide los bolsillos pero yo nunca creí probable que alguien me "bolsiquee" sin embargo me sucedió, no tomamos los sabios consejos de las personas que han vivido esto porque los consideramos anticuados o desfasados pero como dice el dicho "el diablo sabe más por viejo que por diablo"(y yo ya estoy algo viejo y con un catálogo de vivencias bastante variado pero no completo como el que nos pueden ofrecer nuestros padres o profesores).

Y entonces qué hacer al respecto?

Pues no nos cuesta nada conocer los planes de emergencia, saber primeros auxilios o simplemente escuchar las experiencias de los demás, esta vida está llena de sorpresas y para afrontar un evento nuevo es mejor tener los recursos necesarios, solo así podremos reducir el estrés de una situación nueva y saber cómo actuar.
Mejor prevenir que lamentar
Bibliografia:
Sbattella, F., Manuale di psicologia dell'emergenza, Franco Angeli, Milano 2009

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